No es nuevo el uso de la música como elemento utilizado por los profesionales del marketing para dirigir los comportamientos de la gente. En el año 2005 Milward Brown´s y Martin Lindtrom demostraban que de los cinco sentidos tras la vista y el olfato, el oído era el más relevante en términos de comunicación y experiencia para los consumidores.
Unos años antes en 1999, Adrian North, David Hardgreaves y Jennifer Mckendrick de la Universidad de Leicester realizaron un experimento de psicología en una tienda de vino. Encontraron que si se ponía música francesa de fondo (tipo hilo musical) el 77% del vino vendido al día era francés y cuando se ponía música alemana el 73% del vino vendido al día era alemán. Por otra parte, es muy conocido entre los profesionales del marketing el uso de distintos tipos de música para mover al público en los centros comerciales en función del tiempo de permanencia perseguido en los clientes.
La música sigue siendo utilizada con distintos fines. Después de la popularidad que ha adquirido en los últimos días el Dance Marketing parece que le sigue en lo que a fama se refiere un movimiento llamado Opera Marketing. Hace ya bastantes años que un restaurante se hizo muy famoso en Madrid porque sus camareros interrumpían el ritmo de presentación de los platos al ponerse a cantar ópera. En Argentina, esto se ha convertido en algo usual.En el centro comercial del Alto Palermo sorprenden al público con personas que a pesar de parecer visitantes habituales del centro comercial son cantantes de ópera, la diferencia está en que no se les reconoce a simple vista. Una estrategia para atraer público sin duda.
El pasado 9 de febrero quisimos sumarnos a esta tendencia y una soprano y un tenor camuflados sorprendían a los asistentes en la presentación de “El Abc del Customer Experience” al arrancarse a cantar sin preparar a nadie para ello. Emo Insights, firma de referencia en investigación experiencial y Nyoman entertainment, firma especializada en escenografía y artistas, nos brindaron esta experiencia. Esperamos haber conseguido resorte somático (como diría Martin Lindstrom) en torno al evento y al libro. Había que predicar con el ejemplo.
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