“Tio Pepe vuelve a la Puerta del Sol”. El Ayuntamiento de Madrid ha dado luz verde, definitivamente, a la instalación del cartel de Tío Pepe en el número 11 en el ‘kilómetro cero’. Apenas hace unos días las bodegas jerezanas González Byass presentaban la documentación ante el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid para conseguir la autorización para que la instalación volviera a presidir el corazón de Madrid.
Es curiosa la polémica que desde hace años se ha creado ante un luminoso, que es un emblema humanizado. El Ayuntamiento de Madrid indultó hace dos años este cartel, el de la tónica Schweppes, ubicado en Callao y el del BBVA del paseo de la Castellana, después de poner en marcha una normativa para regular la publicidad exterior en los edificios.
Claramente las razones eran de tipo emocional. En el caso de González Byass se tenía claro que el cartel o se quedaba en la plaza o en ningún sitio. Llegó a montarse, incluso, una plataforma de apoyo. Curioso es que González Byass empresa española con sede en Jerez de la Frontera dedicada a la producción de vinos y otras bebidas alcohólicas tuviera una de sus marcas más conocidas con un logotipo, formado por una botella de vino fino con sombrero y chaquetilla de color rojo, reflejo de lo que personalmente denomino “antropomorfización”.
Para fascinar, procesos como la creación de un emblema enriquecido, la generación de historias, la vinculación de la marca a un entorno emocional y la humanización de los productos y servicios jugarán un papel fundamental en el futuro de las organizaciones.
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