“..¡Me voy a hacer un crucero por el mediterráneo!.. ¡yo voy a hacer la ruta de los museos con unos amigos!, …¡yo bucearé entre tiburones!…¡yo estaré de rebajas!..”. Son muchos los testimonios que en estas fechas ponen de manifiesto la búsqueda de experiencias de todo tipo en nuestro tiempo de ocio.
También es cada vez más habitual leer y escuchar que los clientes buscan experiencias en sus actos de compra. Pero realmente, ¿por qué buscamos experiencias?
Autores de “management” como Pine y Gilmore, Schmitt o Lindstrom lo indican explícitamente, si bien todos los autores en general, coinciden en facilitar criterios para crear experiencias agradables. En el caso de Shaw e Ivens, hacen mención a crear experiencias magníficas, dándole un sentido agradable. La realidad es que el término experiencia lleva implícito ser una fuente de placer.
A la vista de esta situación, merece la pena profundizar en la noción del placer para entender mejor experiencias relacionadas con éste concepto. La definición del placer, su naturaleza y contenidos han sido muy estudiados. En mi opinión merece destacar la perspectiva diferenciada que propone varios tipos de placer relacionados con realidades psicológicas distintas. Concretamente me decanto por la siguiente categorización:
a) Fisio-placeres (sensaciones o impresiones físicas obtenidas del comer, del beber, de tumbarse al sol, etc)
b) Socio-placeres (nacidos de la compañía de otros)
c) Psico-placeres (nacidos de la satisfacción en la realización de tareas o de actos individualmente motivados)
d) Ideo-placeres (nacidos de ideas, de imágenes, y de emociones experimentadas en privado).
Por concluir, la experiencia lleva implícita la búsqueda de placer y éste tiene varias fuentes, siendo despertado a través de la calidad afectiva de la gente asociada a la experiencia.
Por otra parte, y en cuanto a las experiencias relacionadas con los actos de consumo hay que decir que puede producir placeres sociales, generados de compartir con otros o de considerarse uno mismo en lo referente a otros, así como placeres emocionales/estéticos, en éste caso, el placer surge de la diversidad de sentimientos producidos por observar y dar significado a los objetos, eventos y a la gente en el ambiente. De tal forma que los tipos de placer mencionados se utilizan para definir “una experiencia placentera”: evento que despierta uno o todos estas sensaciones en un individuo. Porque todos los placeres no son creados de la misma forma.
En mi próximo post, hablaré de los mitos y realidades del concepto “WOW” asociado a la experiencia.
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