Así le decía a una de mis más estrechas colaboradoras en estos días. Y, es que, nada más comenzar el 2020 ya auguraba a través de este blog y de otras publicaciones que visualizaba tres llaves para el futuro. Sin embargo, sólo me dió tiempo a escribir y comentar dos de ellas porque, de pronto, irrumpió el Covid19.
De hecho, hasta le dí nombre: “las tres claves para una nueva década”. Pretendía aportar y apoyar la sostenibilidad de los negocios ante un nuevo período que se presentaba ante nosotros, y la verdad, es que al revisarlo hoy, todavía me sorprendo de su vigencia.
Si eres de los que me lees puntualmente, las tres llaves a las que hago referencia eran:
3. “Tiempo emocional”
Y, precisamente, de la que apenas hablé, “el tiempo emocional”, ha cobrado mayor relevancia por los momentos históricos que estamos viviendo.
De hecho, creo que sustituirá algo que ha tenido gran relevancia durante la última década. Y, es que, han sido numerosos los congresos donde se hablaba de la importancia del ¿qué?, del ¿cómo? o del ¿por qué?, en los negocios. Incluso asistimos a una hilera de movimientos alrededor de la importancia de definir el propósito de las organizaciones y en las marcas.
Mi apuesta es que estamos ante el comienzo de un período donde, lo relevante será el ¿cuándo?
El cuándo: ¿racional o emocional?
En la literatura, al término “tiempo” se le ha dado distintos tratamientos, muchos de ellos con un enfoque racional.
De hecho, en mi próxima publicación propongo un breve recorrido por sus distintas definiciones para ponerlo en contexto. Desde aquellas más clásicas a otras que añaden dimensiones desde el punto de vista social o a aquellas que ponen el foco en la duración. También se repaso enfoques del mundo del “management” como Just in time, (JIT) o Time to market.
Ahora bien, lo interesante del mismo, es un planteamiento menos racional como el que encontramos en el concepto del tiempo subjetivo, que tiene que ver con que las duraciones pueden verse afectadas por las capacidades perceptivas del individuo, así como por su orientación temporal. Un ejemplo podría ser “la percepción del tiempo de confinamiento experimentado durante la pandemia”, y es que las tareas y los eventos desagradables parecen durar más tiempo.
Sin embargo, el tiempo emocional propuesto, como veremos, es un concepto distinto a los anteriores. Tiene tintes relacionados con el “Time to market”, en el sentido en que se hace referencia al momento en que una empresa o marca acerca un producto o un servicio a un posible cliente o a un cliente existente. Y une a éste, el adjetivo “emocional” en el sentido que se le daba en mi libro “ABC de las Emociones”, como “reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos influidos por la experiencia”.
Dado que la reputación tiene que ver con las noticias y opiniones recibidas. Ésto nos lleva a la interesante reflexión sobre la relevancia del “tiempo emocional” a nivel reputacional. Y éste, es el punto que compartiré en breve con vosotros.
Hasta entonces, pensad en la relevancia del ¿cuándo? Y no dejéis de intentar tener un tiempo FANScinante!
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