“Si lo pruebas ya no hay vuelta atrás, es como pasar del SXXII al SXVIII”. Así me resumía la experiencia con el portátil Macbook Air de Apple, el CEO de una compañía con la que colaboro en un proyecto de generación de experiencias a través de espacios. Dos de los miembros del consejo asentían con la cabeza en señal de conformidad con su opinión.
Todo empezó porque en una charla coloquial manifesté que estaba pensando comprar un portátil ultraligero y que había hecho una comparativa entre Macbook Air, Toshiba 500 y Vaio TZ. De nada me sirvió el discurso basado en fallos desde el punto de vista de funcionalidad, que por otra parte eran desconocidos por los firmes defensores de Macbook Air. La batería por ejemplo está integrada en el portátil, lo que es un problema en caso de avería. Su defensa era totalmente pasional, se basaba en la experiencia como usuario. Asemejaban tener un Mac, con la pertenencia a otro mundo, era formar parte del futuro. Según ellos no me arrepentiría de decantarme por Macbook, si lo probaba ya nunca más volvería al mundo PC, según sus propias palabras.
En ese momento se me ocurrió una idea, quizá si Apple prestara un tiempo sus portátiles haría todavía más ventas de las que ya está haciendo ¿no? Está claro que generar Fans que defienden la marca a ultranza genera ventas, yo ya me había decidido por el Toshiba 500 y ahora me lo estoy pensando.
Por otra parte, marcas como Toshiba e Intel están dando pasos para generar emociones pues se han percatado de los resultados que se consiguen y lo están haciendo a través de herramientas como el co-marketing y la co-creación. Precisamente de este fenómeno hablo en mi último post de E-Directivos.
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