Hace unos días tras una reunión en Barcelona, me invitaron a vivir la experiencia ofrecida por la tienda de una marca que se ha reinventado, Santa Eulalia, situada en el Paseo de Gràcia 93.
Su historia, una antigua sastrería con 168 años que se reinventa a sí misma y al más puro estilo de la tienda Armani de la 5ª Avenida en Nueva York, plantea un concepto de futuro. Con la creencia firme de que el acto de compra debe ser una experiencia, en esta tienda además de la sastrería original se pueden encontrar primeras marcas como Marc Jacobs, Nicolás Guesquière de Balenciaga o Phoeve Philo de Cèline; un café que se ha convertido en punto de encuentro de la gente más divina de Barcelona y una “pop up store” donde se puede encontrar el “retail efímero” de exquisiteces.
¿Conseguirá esta tendencia convertirse en moda? Todavía recuerdo cuando comenzó la moda en el mundo de la hotelería de reconvertir sus bares y tejados en lo último en lugares de copas. A día de hoy nadie que quiera estar a la última en Madrid o Barcelona deja de visitar algunos de los hoteles donde residen las terrazas más “chic” de la ciudad.
¿Veremos esta misma tendencia en las tiendas? Cuando visité Nueva York y Miami el pasado mes de noviembre pude ver cómo tiendas como Swarovski y Armani, abrían sus propios restaurantes tematizados con su marca. A mi regreso en diciembre ya en Madrid, dedicaba un post a un concepto de comarketing que Barceló Viajes había lanzado junto a National Geographic que incluía un nuevo concepto de tienda que tenía un café. ¿Es posible que estemos asistiendo al mismo fenómeno?
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